Crónica: Roberto Isa / Fotos: Josefina Regueiro y Román Jalifi
Rock de alto voltaje: Kiss, Scorpions, Deep Purple, Helloween y Avantasia brillaron en el Masters of Rock en el Parque de la Ciudad.
El Masters of Rock 2023 prometía un espectáculo de gran nivel con las presentaciones de leyendas del hard rock y el heavy metal en una fecha encabezada por Kiss (en su último show en Argentina), los británicos Deep Purple y los alemanes Scorpions, Helloween y Avantasia. A ellos se les sumó el conjunto local Horcas para abrir el fuego en el festival realizado en el Parque de la Ciudad.
Con total puntualidad, en el atípico horario de las 14:30, Avantasia salió al escenario bajo plenos rayos de sol. Como era de esperarse, el predio todavía estaba lejos de llenarse, sin embargo ya había una cantidad considerable de personas dispuestas a apreciar la propuesta de la banda de Tobias Sammet. “Twisted Mind” fue el tema de apertura para un show que contó con una gran variedad de cantantes invitados, yendo de Ralf Scheppers de Primal Fear a Eric Martin de Mr. Big, pasando por Bob Catley, Ronnie Atkins, Adrienne Cowan y Chiara Tricaricco, vocalista de Moonlight Haze. Cada uno de ellos aporta su voz a los requerimientos del maestro de orquesta, Sammet, quien cumple su cometido de convertir a su banda en una auténtica obra operística, de sonidos grandilocuentes y excelente puesta escénica. “No nos importa lo que suene en la radio, esta es la música que nos gusta”, expresó Sammet al final del show, y vaya que sirve de recuento para su propuesta músical.
Luego del primer acto internacional, llegaba el turno de Helloween. La legendaria banda alemana saldría a las tablas con el potente tándem de “Dr. Stein”/”Eagle Fly Free”, demostrando el gran acierto de su renovada versión de siete integrantes. Andi Deris, quien comparte la voz principal junto a Michael Kiske, hizo gala de su muy buen español para felicitar a la audiencia por el título mundial de la selección argentina, ganándose a todos de inmediato, y ofició de interlocutor durante toda la presentación, aprovechando su conocimiento del idioma. Los mencionados cantantes se reparten las estrofas con sapiencia, otorgándose momentos de lucimiento entre ambos y potenciando las canciones, como en el gran dueto vocal durante la balada “Forever and One”. Kai Hansen, guitarrista y fundador de la banda, tiene su momento personal durante “Heavy Metal (Is the Law)”, que lo encuentra además haciéndose cargo del micrófono, como en la era inicial de Helloween. Sus colegas de instrumento, Michael Weikath y Sascha Gertsner, se reparten el protagonismo, ofreciendo este último un solo antes de “Best Time”, tema del último álbum de la banda. Un solo de batería perfectamente ejecutado por Dani Löble hizo de intro para “Future World”, una de las más festejadas del concierto, antes de que llegara el gran cierre con “I Want Out”, el tema icónico de Helloween para la culminación de sus shows, con calabazas gigantes flotando sobre los espectadores, mientras el poder del power metal sobre el escenario ofrecía su último acto.
La tarde festivalera continuaba su marcha y era hora de presenciar lo que fuera una de las mejores exhibiciones de calidad musical que se recuerde en el último tiempo: Deep Purple. Es que la legendaria banda británica ofreció una muestra de por qué se encuentra entre los nombres más destacados de toda la historia del rock. Comenzando por la capacidad de sus músicos y su carisma escénico, pero sobre todo por lo más importante: las canciones. “Highway Star”, “Pictures of Home”, “Lazy” o “Space Truckin” son auténticas obras maestras del rock duro, que ayudaron a cimentar el género a la vez que sirvieron de inspiración para incontables generaciones de músicos que no dudan en señalar a Purple como una influencia ineludible. Y además, la interpretación de estas joyas ofrecidas por los músicos es brillante, como la excelsa performance de Ian Gillan cantando “When a Blind Man Cries”, o del recientemente ingresado guitarrista Simon McBride, reemplazo de Steve Morse desde 2022, luciendose en todos los solos. Otro que tuvo su momento de lucirse fue el enorme tecladista Don Airey, con un gran solo que incluyó fragmentos de Mr. Crowley (recordando sus épocas junto a Ozzy Osbourne) y tangos de Piazzolla con un “Adios Nonino” que se llevó todos los aplausos. Roger Glover e Ian Paice, el histórico dúo de bajo y batería de Purple, se muestran sólidos y precisos como si los años no pasaran para ellos, tal como el pesado y entrecortado ritmo del tremendo “Perfect Strangers” lo requiere. El cierre del primer tramo del show llegó de la mano de una de las canciones más reconocidas sobre la tierra: Smoke on the Water y su riff que fue capaz de iniciar en el rock a millones de personas en todo el mundo. Para el final, “Hush” y una sublime y extensa versión de “Black Night”. Los Purple saludaron y se retiraron, dejando la vara musical a un nivel altísimo.
La noche ya había llegado al predio de Villa Soldati cuando era la hora de Scorpions, y los alemanes, comandados por el cantante Klaus Maine y el guitarrista y fundador Rudolph Schenker, arremetieron con una andanada de temas rockeros como “Gas in the Tank”, “Peacemaker” o “Rock Believer”, todos ellos pertenecientes al último trabajo discográfico de la banda, editado el año pasado. Hubo por supuesto momento para el repaso de la extensa discografía de los germanos, y así sonaron “Make it Real”, “The Zoo” y la desbordantemente ochentosa “Bad Boys Running Wild”, todo un clásico de la época. Pero si de clásicos hablamos, promediando el show apareció la ultra reconocida “Wind of Changes”, la oda a la unidad de los pueblos que marcó a toda una era, simbolizada en la caída del muro de Berlín y que encuentra su versión contemporánea con la adaptación de la letra al conflicto bélico en Ucrania, con el azul y amarillo de la bandera ucraniana apareciendo en las pantallas. Los encendedores fueron reemplazados por los celulares, pero el espíritu del tema, y su inmortal melodía silbada, permanecen intactos. También hubo espacio para apreciar los dotes instrumentales del enorme Mikkey Dee, el último baterista de Motörhead que desde 2016 integra las filas de Scorpions, quien brindó su clásico solo. “Blackout” y “Big City Nights” cierran la primera parte del show, con una gran fanaticada local coreando los temas. Luego de un breve intermedio, llegó el turno de los últimos dos temas, que resultaron ser dos de sus máximos éxitos, la balada “Still Loving You” y la poderosa “Rock You Like a Hurricane”, poniendo a todos a saltar al ritmo de su entrecortado riff. Llegaba así el final de la presentación de Scorpions, a puro rock duro, con momentos para sus monumentales baladas y la promesa de un pronto regreso.
Finalmente, era hora del plato principal de la noche, la presentación de Kiss, por ¿última vez? en Argentina. Terminó de sonar “Rock And Roll” de Led Zeppelin (en la noche de los titanes del rock, urgía la presencia de Zep), las luces se apagaron y las pantallas comenzaron a mostrar las imágenes de la banda dejando los camarines y dirigiéndose al escenario. La voz del presentador anunció la salida del conjunto, y, telón mediante, comenzaron a sonar los poderosos fraseos iniciales de “Detroit Rock City”, con la banda bajando desde unas plataformas que los depositan en el escenario. La pirotecnia acompaña al tema, así como los coros de miles de almas se suman al solo de guitarra; la fiesta kissera estaba oficialmente inaugurada. Paul Stanley interactúa con el público constantemente, oficiando de buen frontman, y repitiendo el famoso “mi corazón es suyo”, presente desde las primeras visitas de la banda al país. Gene Simmons, por su parte, ofrece todo su repertorio garantizando el entretenimiento, con sus poses y la característica lengua de reptil ante cada enfoque de la cámara. Eric Singer, el baterista más longevo que tuvo la banda, aporta lo suyo tras los parches pero también es quién suma los registros agudos en los coros, aprovechando sus buenos dotes vocales, mientras que el guitarrista Tommy Thayer cumple sobradamente sus funciones de guitarra líder.
“Shout It Out Loud”, “Lick It Up” y “Pshyco Circus” son algunas de las canciones más celebradas por una audiencia totalmente pasional hacia la banda. A la hora de hacer el ranking de las bandas más queridas en el país, Kiss de seguro se encuentra entre las principales, y eso lo muestran las distintas generaciones de fans presentes en el show y la devoción demostrada hacia los cuatro señores de rostro pintado. Claro que los recitales de Kiss son más que música, son un espectáculo en sí mismo, y así nos encontramos a Thayer impidiendo una invasión extraterrestre durante su solo de guitarra, o a Gene Simmons convirtiendo al recital en una película de terror clase B durante “God of Thunder”. Pero el ápice del show se lo lleva Paul Stanley flotando sobre el campo durante “Love Gun”, colgándose de un cable de acero para llegar a la tarima desde la que también cantaría el hit “I Was Made For Lovin’ You”. Los bises finales comenzarían con “Beth” (con Eric Singer cantando desde el piano), para luego seguir con “Do You Love Me” y terminar a pura fiesta con “Rock And Roll All Nite”. La gran celebración del rock pesado llegaba a su culminación, pero lo que nunca terminará es este estilo de música en sí, siempre y cuando nuevas camadas puedan continuar el legado de los maestros, quienes en el festival del viernes nuevamente dieron cátedra.