Crónica: Julieta Güerri / Fotos: Juan Marcos Bertuggia

En su primer presentación como cabeza de cartel en el país, Dogma deslumbró al público con un show cargado de energía y misticismo.

A un año de haber lanzado su álbum debut, las enigmáticas Dogma encabezaron su primer recital en nuestro país. La gente se congregó el pasado 28 de Julio en Uniclub, lugar donde dos semanas atrás el grupo se había presentado antes del show de los italianos Wind Rose.

Antes de que comenzara el ritual que nos había convocado, el grupo local Bloodparade se encargó de abrir la noche. Su música, que fusiona metal gótico y alternativo, resuena perfectamente con la propuesta musical y visual de Dogma, convirtiendo su elección como teloneros en una decisión más que acertada. A lo largo de su set, interpretaron una serie de temas propios y además sorprendieron y capturaron a la audiencia con versiones únicas de icónicas canciones ochentosas como “Love Is a Battlefield” de Pat Benatar y “Self Control” de Laura Branigan.

Los primeros indicios de Dogma aparecieron hace un par de años cuando a través de teasers publicados en Youtube empezaron a predicar su ideología y su música. Su álbum debut homónimo fue lanzado en 2023 y su popularidad creció mucho en muy poco tiempo. Tal es así, que el grupo se embarcó en una gira latinoamericana tan solo un año después. 

El aura de anonimato en el que está envuelta la banda viene dando qué hablar desde el comienzo. Las integrantes, cuya verdadera identidad permanece desconocida pero que responden a los nombres de Lilith (voz principal), Lamia (guitarra principal), Nixe (bajo), Abrahel (batería) y Rusalka (segunda guitarra), se presentan como cinco monjas y predican a través de sus canciones la liberación sexual, el individualismo y la libertad de expresión. 

El ser cabezas de cartel les permitió ofrecernos un show más extenso, en el que se pudo disfrutar del disco tocado de principio a fin. “Forbidden zone” fue el tema que abrió con una intro que, gracias a sus tintes sacros, seteó la atmósfera propicia para todo el show. 

La música de Dogma oscila entre el hard rock y el heavy metal, incorporando elementos del power (como los teclados y los coros melódicos) , así como del AOR. Esto da lugar a canciones muy potentes con estribillos pegadizos. Durante la noche, se escucharon desde temas más pesados, como “Make Us Proud” y “Pleasure from Pain”y otros que podrían considerarse un poco más cercanos al hard rock ochentoso como “Father I Have Sinned”, la canción más popular del grupo hasta el momento. Hubo hasta un espacio dedicado a tributar a grandes bandas del metal con un enganchado en el que sonaron legendarios riffs de Pantera, Megadeth, Metallica, Iron Maiden, Slayer y Lamb of God.  

Sus letras son una invitación a liberarse de todo lo establecido, es decir, de todo dogma. Estas giran en torno a narrativas que transcurren en conventos, pero con una muy provocadora vuelta de tuerca, relatando experiencias sexuales que involucran, entre otras cosas, el masoquismo, como en “Feel the Zeal”, y encuentros entre monjas, como en “Make Her Mine”.

Todo lo relacionado a Dogma resulta intrigante, enérgico y fresco. La banda reúne lo mejor del sonido metalero, que esta vez ha decidido manifestarse a través de cinco mujeres empoderadas que están a la altura de cualquier figura masculina del género. Su autenticidad y valentía para explorar temas provocativos a través de su música, de la mano de un debut con magnitudes que hace rato no se veían, las establecen como una poderosa presencia en una escena que por momentos se percibe como estancada.