Crónica: Roberto Isa / Fotos: Lau Acuña
Jinjer, una de las bandas más exitosas del metal moderno, visitó nuevamente la Argentina con un contundente show en el Teatro Flores.
Luego de varias postergaciones debidas a la extensa pandemia que paralizó al mundo, finalmente se llevó a cabo el esperado regreso de Jinjer a tierras argentinas. Los ucranianos visitaron por segunda vez el país, habiendo tenido su debut en nuestro suelo en 2018, en esta oportunidad colmando un Teatro Flores que se convirtió en una caldera en la fría noche porteña.
Originarios de Donetsk, uno de los focos del conflicto bélico aún presente en Ucrania, Jinjer se encuentra presentando su más reciente trabajo, “Wallflowers”, editado el año pasado con recepción sumamente positiva. Se trata de la confirmación del gran momento de la banda, que logró popularidad especialmente a partir del soberbio dominio de la técnica de voces guturales por parte de su cantante, Tatiana Shmayluk, y escudada por una sólida formación. Unidos logran darle forma a un poderoso conjunto que reúne una gran variedad de influencias, que van desde el death metal al metalcore, siempre teñidos con la pesadez propia del groove metal.
Luego de las presentaciones de los locales Kobal y Themeria, pasadas las 21 30 del jueves llegaba el momento de que Jinjer suba al escenario. A esa altura, la muchedumbre aglomerada en el Teatro hacía olvidar el clima otoñal, comenzando a convertir el lugar en una caldera, hecho que terminó de consumarse apenas Jinjer salió a escena. Es que la banda demostró una comunión total con su público, que no paró de cantar, saltar y poguear durante todo el recital. Gran parte del mérito para que esto suceda recae en la carismática figura de Shmayluk, quien no deja rincón del escenario sin recorrer, con head banging y patadas voladoras mediantes.
“On the Top”, segundo tema en la lista, es una cabal muestra de lo mencionado, con toda la concurrencia cantando los coros a pedido de la cantante, y también sirve de muestra para resaltar la excelente voz de Shmayluk cuando utiliza voces limpias, hecho que también se aprecia en pasajes de “Pit of Consciousness”, canción que sonó a continuación. La variedad de recursos vocales de la cantante se expone en “Disclosure!”, corte de difusión del último disco, y a esta altura ya queda en evidencia el lugar de preponderancia que ocupa su figura en la propuesta musical de Jinjer.
La banda despliega toda su potencia en temas como el mencionado y se permite cierta experimentación sonora en los pasajes limpios de “Judgement (& Punishment)”. “Teacher, Teacher!” muestra a una ajustada banda respetando los lineamientos sagrados del groove metal, sonando pesados, densos y sombríos. Gran parte de esta responsabilidad cae sobre los hombros de Vlad Ulasevich, baterista y más reciente incorporación de la banda, quien desde los parches (y a su vez controlando las pistas del metrónomo desde una notebook detrás de la batería) se encarga de que el engranaje funcione en su debido tiempo y espacio.
Roman Ibramkhalilov y Eugene Abdiukhanov, guitarrista y bajista respectivamente, ocupan un segundo plano en cuanto a la presencia escénica, encargándose de ajustar los graves riffs a modo de acompañamiento de Tatiana, siendo quizás los momentos de mayor protagonismo aquellos donde la distorsión se ausenta y los arpegios aparecen, como durante “Pisces”.
La actualidad de la tierra natal de los músicos se pone en escena con el breve discurso de Shmayluk antes de “Home Back”: “Como sabrán en nuestro país está ocurriendo una guerra…queremos nuestro hogar de vuelta”, dijo la cantante antes de arremeter con la poderosa canción que describe los horrores de un territorio arrasado por la guerra.
Para el final quedaron “Call Me a Symbol”, “Captain Clock” y “Vortex”, tres de los temas más festejados por los fans de Jinjer, que concluyeron de este modo un show breve pero enérgico, con casi sin pausas entre los temas, con una figura sobresaliente en su cantante y con un setlist apuntado a sacudir a puro groove los cimientos del Teatro. A juzgar por la reacción de los asistentes, que no pararon de saltar y cantar durante todo el show, la misión fue cumplida.